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Poema 1
Al muy prepotente don Juan el segundoa aquel con quien Júpiter tovo tal celo
que tanta de parte le fizo del mundo
cuanta a sí mesmo se fizo del cielo;
al gran rey de España, al César novelo
al que con Fortuna es bien fortunado;
a aquel en quien caben virtud y reinado
a él la rodilla fincada por suelo.Poema 2¿Qué era, decidme, la nación que un día,reina del mundo proclamó el destino,la que a todas las zonas extendíasu cetro de oro y su león divino?Poema 3Tengo un querer y una pena.
La pena quiere que viva;
el querer quiere que muera.
Poema 4Quiero llorar mi pena y te lo digopara que tú me quieras y me lloresen un anochecer de ruiseñorescon un puñal, con besos y contigo.Quiero matar al único testigopara el asesinato de mis floresy convertir mi llanto y mis sudoresen eterno montón de duro trigo.Que no se acabe nunca la madejadel te quiero me quieres, siempre ardidacon decrépito sol y luna vieja.Que lo que no me des y no te pidaserá para la muerte, que no dejani sombra por la carne estremecida.Poema 5Las piquetas de los gallos
cavan buscando la aurora,
cuando por el monte oscuro
baja Soledad Montoya.
Cobre amarillo, su carne,
huele a caballo y a sombra.
Yunques ahumados sus pechos,
gimen canciones redondas.
Soledad, ¿por quién preguntas
sin compaña y a estas horas?
Pregunte por quien pregunte,
dime: ¿a ti qué se te importa?
Vengo a buscar lo que busco,
mi alegría y mi persona.
Soledad de mis pesares,
caballo que se desboca,
al fin encuentra la mar
y se lo tragan las olas.
No me recuerdes el mar,
que la pena negra, brota
en las tierras de aceituna
bajo el rumor de las hojas.
¡Soledad, qué pena tienes!
¡Qué pena tan lastimosa!
Lloras zumo de limón
agrio de espera y de boca.
¡Qué pena tan grande! Corro
mi casa como una loca,
mis dos trenzas por el suelo,
de la cocina a la alcoba.
¡Qué pena! Me estoy poniendo
de azabache carne y ropa.
¡Ay, mis camisas de hilo!
¡Ay, mis muslos de amapola!
Soledad: lava tu cuerpo
con agua de las alondras,
y deja tu corazón
en paz, Soledad Montoya.Poema 6Si de mi baja liratanto pudiese el son que en un momentoaplacase la iradel animoso vientoy la furia del mar y el movimiento.Poema 7No hablo por hablar. Escribo
hablando sencillamente:
como en un cantar de amigo.